Cuando hablamos de adicciones a veces se nos presenta la duda, ¿pero cuántas adicciones hay? Es una pregunta complicada de responder porque se podría decir que hay tantas adicciones como seres humanos en el mundo, ya que cada persona interactúa con el concepto de adicción de forma diferente, puede ser una adicción casual, puede ser continuada, puede ser pasajera… pero al fin y al cabo casi todas las personas sentimos cierta adicción (no con ello queremos decir que sea algo malsano) hacia algo.
Pero cuando hablamos de problema médico o psicológico la respuesta es mucho más fácil de responder ya que los problemas de adicción se pueden dividir en dos grands grupos en base al elemento que genera dicha adicción.
Adicciones a sustancias
Quizá las adicciones más conocidas y normalizadas son las denominadas la adicciones a sustancias.. Es decir, las adicciones que se generan a un elemento, legal o ilegal, que ingerimos y que genera efectos químicos sobre nuestro cerebro y nuestro cuerpo.
En este grupo se integran desde las adicciones más comunes y mediáticas como puede ser la adicción al alcohol o al tabaco, como las consideradas más llamativas o duras como la adicción a las drogas, bien sea recreativas o relajantes, consideradas duras. Asimismo, también estarían en este grupo adicciones menos mediáticas como pueden ser la adicción a ciertos medicamentos o incluso la adicción al azúcar o a la comida ultra procesada.
Aunque, como comentábamos al principio, cada adicción es diferente en cada paciente, éstas sí tienen un factor común, que es la ingesta de elementos que modifican trascendentalmente nuestro organismo, provocando esa adicción de forma “real” y química para después trasladarse al cerebro.
Adicciones conductuales
Se denomina adicciones conductuales a las adicciones que se crean a determinados comportamientos o impulsos. Estas adicciones no están generadas por la ingesta de elementos, sino que se generan “en el cerebro” debido a la satisfacción que los adictos sienten al realizar dicho comportamiento o recibir determinado estímulo. Es decir, al contrario de las adicciones a sustancias, estas se generan primero en el cerebro que es el que desea y reclama dicho comportamiento o conducta.
Dentro de esta categoría podemos encontrar la ludopatía, la adicción a los videojuegos o al sexo entre otras. Son claros ejemplos de comportamientos o conductas que pueden “enganchar” al paciente hasta hacerlo adicto y que su deseo se convierta en un problema.
Aunque también deben ser tratadas, al igual que las adicciones a sustancias, en estos caso los procesos serán diferentes ya que lo que se necesita es “reprogramar” el cerebro.