ADICCIÓN A LAS METANFETAMINAS
La metanfetamina se produce a partir de anfetamina de forma ilegal, es una droga estimulante y sumamente adictiva que afecta el sistema nervioso central. En cuanto a términos de producción y tráfico, la metanfetamina es más notable que la anfetamina o el éxtasis. En España su consumo es más bajo al de éxtasis.
La metanfetamina es un polvo blanco, sin olor y con sabor amargo, se puede disolver en agua o bebidas alcohólicas. Esta sustancia es más conocida con el nombre de “uppers”, “cristal” y “met” o bien “hielo” o “ice”. La metanfetamina se consume de varias maneras, la más común es fumarla, según el método de consumo determina el tipo y la magnitud de los efectos que produce.
Provoca un aumento de la actividad física, disminuye el apetito y la sensación de cansancio, los efectos de la metanfetamina son en gran parte debidos a su capacidad para aumentar los niveles de dopamina en el cerebro relacionadas con el control de la actividad motora, el aprendizaje y el refuerzo.
Los efectos inmediatos que pueden ocasionar son el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, aumento de la temperatura corporal, náuseas y vómitos, sequedad de garganta…
Aunque no sea una de las drogas que más se consume, es una de las más adictivas y destructivas. Por ello, es importante que podamos detectar cuándo alguien está consumiendo metanfetamina.
Los efectos provocados a largo plazo de este tipo de drogas son los siguientes:
• Pérdida significativa de peso
• Problemas dentales graves
• Lesiones en la piel producidas al rascarse
• Alteraciones del estado de ánimo
• Aumento de la distracción
• Pérdida de memoria
• Insomnio
• Comportamiento agresivo o violento
• Desconfianza injustificada de los demás
• Psicosis
Cuando una persona deja de consumirla, algunos efectos persisten incluso mucho tiempo después de no consumir la droga.