Cuando contamos en nuestro entorno con una persona con adicciones, bien sean conductuales o a sustancias, nos planteamos cómo podemos ofrecer nuestra ayuda de la mejor forma posible. Ayudar a una persona que pasa por un proceso de adicción, bien se esté tratando o no, es siempre complicado ya que es imposible ponernos en su piel y entender los procesos mentales y físicos por los que atraviesa.
Esto hace que nos acerquemos a esa persona, si no con reparos, sí con muchas dudas. ¿Lo estaremos agobiando? ¿Estaremos ayudando poco? ¿Estaremos enfocando bien el tema? No hay una respuesta única y válida para todos los casos, ya que cada adicto, su entorno y su forma de enfrentarse a este proceso es diferente pero sí podemos dar algunos consejos que te ayudarán a enfocar mejor la ayuda a una persona con adicciones.
Podemos englobar estos consejos en dos grandes enfoques, que dependen del comportamiento del adicto:
¿Cómo ayudar si el adicto quiere que le ayuden?
Cuando una persona es consciente de su adicción y decide empezar con el trámite de solucionarla también suelen ser consciente de que no podrán hacerlo solos. En ese momento o bien piden ayuda o bien están encantados de recibirla por parte de profesionales y su entorno. Algunos consejos que asumir a la hora de ayudar a personas con adicciones:
Escucha y conversa: Es fundamental apostar por la conversación, sincera, relajada, calmada con el adicto. Escuchar cómo se siente, qué necesita y conversar con él el proceso y todo lo relacionado con ello.
Establecer códigos comunes: A veces decir las cosas no es fácil, encontrar las formas más claras y cómodas para transmitir información delicada os ayudará a comprender qué necesita el adicto en cada momento. Un ejemplo, conversar sobre los momentos en que esa persona necesita estar sola y convenir que si cierra la puerta de su cuarto es que necesita espacio. Cada vez que veas la puerta del cuarto cerrada comprenderás que está comunicándose contigo sin palabras.
¿Cómo ayudar si el adicto NO quiere que le ayuden?
En esta ocasión la ayuda será más difícil de ejecutar ya que el rechazo de la misma por parte del adicto hace que rechaza cualquier tipo de ayuda. tendremos que encontrar otras formas de enfocar nuestra ayuda
Dejar su espacio: Si la persona que sufre la adicción no quiere que la ayuden lo mejor es comprender su situación y dejarle su espacio. Está pasando por una serie de procesos mentales y físicos que hacen que sea muy difícil, además, compartirlo con los demás. A veces la mejor ayuda es “no ayudar” y dejar el espacio que cada uno necesite para afrontar su proceso.
Acompañamiento “silencioso”: Dejar constancia a la persona con adicciones que “se está ahí” pero sin agobiar. A veces la ayuda es simplemente estar ahí, sin más. Es por ello que hacemos entender a esa persona que puede contar con nosotros cuando lo necesite. No hace falta alarde de servilismo o unos grandes gestos de ayuda, sino que simplemente estar ahí paciente y respetando su proceso ya es una señal de respeto que el adicto valorará.
Encontrar maneras “fuera de la caja”: Hay muchísimas maneras sutiles de ayudar a esa persona que lo está pasando mal. Detalles del día a día que la animarán, entretendrá o aliviarán un poco de su estrés. Por ejemplo que haya por casa su bebida, comida o dulce favorito, poner música que sepamos que le guste, animar el espacio con plantas o nueva decoración (en caso de que le guste la deco) o traer un videojuego nuevo a casa (en caso de que esa persona sea gamer), etc… Está claro que no es una ayuda directa y fundamental, sino que se conforma como algo más anecdótico pero si el adicto no quiere recibir ayuda directa de esta forma estará viendo que está presente y que queremos ayudarlo a pasar estos momentos tan duros.